¿Cómo construir alas y aprender a volar?

viernes, 23 de abril de 2010

Capitulo I: Las palabras

No hay mejor invento que haya creado el hombre que las palabras. Todos sabemos de sus alcances, su impacto y su grandeza.

Sabemos de su poder violento, esquizofrénico, persecutorio, pero también conocemos su carácter noble, dulce, sanador. Las palabras sabemos pueden ser misiles, pero también convertirse en caricias.

Hay palabras que no he podido borrar de mi mente, por ejemplo, los arrullos que mamá nos hacía cuando niños. Los cantos y los cuentos del abuelo recostado en la amaca amarrado a su guitarra. Las reprimendas de mi padre por haber cometido algún descuido. Las quejas e insatisfacciones de mamá, sus gritos y venganzas. Entre esas otras, están también la de los amigos y la de los amores. ¡Tu eres mi ansiolítico! Solo quería escuchar tu voz... No vayas, es de noche y está lloviendo... ¿Estas segura de lo que quieres hacer? ¡No te vayas!... Eres especial, no hay una rosa como tu en todo el universo... Si no me quieres ver feliz, yo prefiero no volver a verte.

Que importantes son las palabras en nuestra vida, el daño y el bien que pueden hacernos. Hablaba anteriormente del poder
persecutorio de las palabras, pero también sabemos que existe el otro, el poder sanador y la tranquilidad interna que podemos encontrar hablando y después dejando morir en paz a las malas palabras

lunes, 5 de abril de 2010

El viaje

Hoy decidí regalarme un viaje para darme vacaciones de mí mismo sin ningún otro motivo mas que el de ser feliz. Hoy decidí exigirme sin excesos, desatarme el enojo, buscarme sin huidas, indignarme con pañuelo blanco y no con fusil, vivir sin perseguirme, aliviar el corazón y ofrecer perdón al delincuente. No alimentar al espectro carnicero ni atacarlo con balas en forma de bumerang .Amar más, odiar menos. Hoy decidí aferrarme a la vida. Olvidando el pasado

viernes, 26 de marzo de 2010

Supongo

Pese a mis esfuerzos por olvidar lo que pasó, aún recuerdo con nostalgia lo sucedido. Aún me pregunto cuando lo perdimos y por que tuvo que terminar de esta manera. De sobra sabes lo racional que soy. Yo hubieses deseado que concluyéramos todo dándonos un beso en la mejilla y un laaaaaargo abrazo, como el que nos dimos cuando decidimos iniciar lo nuestro frente al chevi gris que tanto conociste y que tan familiar se veía frente a tu casa. Yo hubiese preferido que termináramos con un gracias y resignándonos pacíficamente a nuestro desencuentro. Al Menos hubiese sido un buen recuerdo y aún existiría la posibilidad de ser algo similar a lo que siempre fuimos: unos grandes amigos. Aún recuerdo la manera en que con un brazo tomaba tu mano y con el otro manejaba y cómo te decía que si chocábamos sería por tu culpa, recuerdo a veces con tristeza los besos en los semáforos y nuestras sonrisas. ¿Qué pasó? Supongo que algo hice mal para que concluyéramos de esa manera. Supongo que no acepté todos mis errores como tu jamás aceptaste los tuyos. Tu siempre tan soberbia. Yo siempre tan necio. Fue tonto de tu parte hacer lo que hiciste, pero más tonta fuiste al jamás pedir perdón y empecinarte por alimentar tu ego de mujer y tu deseo siempre fracasado por sentirte idolatrada por los hombres. Supongo que tus impulsos fueron más grande que tu cariño. Supongo que tu ira fue más grande que tu recuerdo.

martes, 23 de marzo de 2010

Execeso sin límites

La esperanza es el único exceso que el hombre puede concederse
La única opulencia sana en su vida

sábado, 20 de marzo de 2010

Espantapájaros, Oliverio Girondo

(…) me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible
- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo (…)

no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

La danza del macho

Digo que tus silencios son encantadores
por que seducen
por que te hacen más misteriosa y menos humana
por que te llenan de palabras no dichas
por que el silencio también es un recurso
un arma que las mujeres usan
ante aquel que está obligado a no callar
a no espera, a decir
y exhibirse como las aves coloridas
de grandes crestas
como las bestias que enseñan sus cuernos
y se adornan para ser elegidos
como los alces que chocan sus cráneos
o los animales que usan sus trompetas, sus picos, sus graznidos o sus alas
o como los escribanos o los cantores que piden atención
que llaman a la hembra con sus coplas
para pedirles que se duerman con ellos
que los arrullen con sus senos
en sus alcobas oscuras
llenas de olores combinados
y perfumes impregnado de objetos
de memorias
de balcones que dan a la calle
donde la atmósfera es fresca
y la luz es perfecta.
Donde la luna es menos bella que la mujer amada