¿Cómo construir alas y aprender a volar?

viernes, 26 de marzo de 2010

Supongo

Pese a mis esfuerzos por olvidar lo que pasó, aún recuerdo con nostalgia lo sucedido. Aún me pregunto cuando lo perdimos y por que tuvo que terminar de esta manera. De sobra sabes lo racional que soy. Yo hubieses deseado que concluyéramos todo dándonos un beso en la mejilla y un laaaaaargo abrazo, como el que nos dimos cuando decidimos iniciar lo nuestro frente al chevi gris que tanto conociste y que tan familiar se veía frente a tu casa. Yo hubiese preferido que termináramos con un gracias y resignándonos pacíficamente a nuestro desencuentro. Al Menos hubiese sido un buen recuerdo y aún existiría la posibilidad de ser algo similar a lo que siempre fuimos: unos grandes amigos. Aún recuerdo la manera en que con un brazo tomaba tu mano y con el otro manejaba y cómo te decía que si chocábamos sería por tu culpa, recuerdo a veces con tristeza los besos en los semáforos y nuestras sonrisas. ¿Qué pasó? Supongo que algo hice mal para que concluyéramos de esa manera. Supongo que no acepté todos mis errores como tu jamás aceptaste los tuyos. Tu siempre tan soberbia. Yo siempre tan necio. Fue tonto de tu parte hacer lo que hiciste, pero más tonta fuiste al jamás pedir perdón y empecinarte por alimentar tu ego de mujer y tu deseo siempre fracasado por sentirte idolatrada por los hombres. Supongo que tus impulsos fueron más grande que tu cariño. Supongo que tu ira fue más grande que tu recuerdo.

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